Aaron Hernández fue una estrella de la universidad de Florida. Aquel equipo formidable ganó el título universitario con gente tan conocida como Tim Tebow, Percy Harvin o el mismo Hernández. Quien fuera estrella de la NFL se quitó la vida en una prisión de Massachusetts, donde fue condenado a cadena perpetua por homicidio.
Por Pepe Rodriguez Rodriguez
Ciudad de México, 19 de abril (SinEmbargo/ASMéxico).- Aaron Hernández se ha suicidado. Cuando le preguntaron a Bill Belichick, la semana pasada, sobre su ex pupilo en los New England Patriots sólo dijo una palabra: “tragedia”. Ésta se ha consumado por completo en el acto final.
Hernández se colgó en su propia celda de la cárcel Souza Baranowski de la localidad de Shirley, Massachusetts. Fue pasadas las tres de la madrugada. Utilizó unas sábanas atadas a la ventana de su habitáculo para quitarse la vida. Antes, había colocado objetos en la puerta para evitar que las autoridades pudiesen entrar a socorrerle.
El que fuera gran estrella de la NFL estaba sirviendo condena perpetua por haber sido declarado culpable del asesinato de Odin Lloyd. Hace unos días había sido absuelto en otro juicio por doble asesinato, lo que se vio como un triunfo por parte de su equipo de abogados, pero aún tenía pendiente un tercer proceso relacionado con los mismos hechos.
Aaron Hernández fue una estrella de la universidad de Florida. Aquel equipo formidable ganó el título universitario con gente tan conocida como Tim Tebow, Percy Harvin o el mismo Hernández. Los New England Patriots lo escogieron en la cuarta ronda del Draft de 2010. Cayó tanto porque su carácter presentaba señales rojas, de esas que asustan a los equipos. Pocas veces han sido tan certeras.
En sus tres años en la NFL se puede decir que revolucionó el puesto de tight end. No sólo él, claro. Formó pareja con Rob Gronkowski y, gracias al genio de Bill Belichick y sus coordinadores ofensivos, cambio la forma en la que la liga utilizaba a estos híbridos de bloqueadores y receptores. Hoy casi no hay equipos que no los usen por parejas y en unos roles similares a los “creados” por Hernández y Gronkowski.
Sólo estuvo tres años en la NFL, pues se le detuvo por el asesinato de Odin Lloyd en el 2013, pero le bastó para anotar 18 touchdowns y rozar las 2 mil yardas totales, con un espectacular dato de 51.5 yardas por partido en su carrera.